11 Cosas que echarás de menos al dejar un hostel
Hostels… Esos lugares en los que conoces gente de todos los rincones del mundo, ahorras en alojamiento y planeas tu próxima parada. Iosu y Alberto de Mochileros TV conocen muy bien lo que se vive entre esas paredes y por eso les hemos preguntado qué es eso que siempre extrañan cuando llega el día de abandonar la vida en el hostel.
1. La gente
Alberto e Iosu de Mochileros TV con Diego Pinilla, gerente de Waypoint Hostel Medellín
En un albergue no hay viajeros solitarios, pues allí es el punto de encuentro de todos ellos. Si quieres encontrar gente como tú, de esa a la que le brillan los ojos cuando escucha historias de viajeros increíbles, no tendrás más que acercarte a un hostal. A los consejos y experiencias compartidas, se le suman las horas y vivencias que dan lugar en muchos casos, a verdaderas amistades con gente de todo el mundo que cuando te vas da pena dejar atrás.
2. Cambiar de hostel cuando te has acostumbrado
Jeri Hostel Arte, Jericoacoara, Brasil.
Cuando llegas a un nuevo hostal de alguna ciudad o pueblecito, los primeros pasos siempre son difíciles. Acostumbrarse a tu nueva cama, saber moverse por el hostal y en resumen, hacerse al lugar. Lo peor es cuando después de algunos días hay que recoger y seguir el viaje cuando ya por fin te habías acostumbrado y empezabas a sentirte como en casa.
3. Vida nocturna
¿Un día sin alcohol?, ¡Ni hablar!
Sea el día que sea siempre hay vida nocturna en el hostal. Lunes, martes, viernes o domingo, los hostales no entienden de horarios. Nunca faltan actividades para todos aquellos que tengan ganas de pasar un buen rato o que estén en busca de fiesta. La “Happy hour” (hora feliz), noche de quiz (concurso de preguntas), ping pong beer, talleres de danza (como por ejemplo tango, samba o forró) y cenas internacionales, además de todas esas experiencias improvisadas que sólo pueden ocurrir en los hostales, son sólo algunos ejemplos. Echarás de menos la vida nocturna de los hostels pero no las resacas.
4. Viajar por el mundo sin salir del hostal
Tiki Hut Hostel, Palomino, Colombia
Viajar por el mundo sin dar un paso. Albergue en todos los idiomas quiere decir gente de todo el mundo. Quedándote en uno conocerás personas de todos lados, vivirás culturas diferentes y escucharás idiomas de cualquier rincón del globo. Un alemán que está dando la vuelta a Sudamérica en una moto vintage, un italiano que acaba de cruzar el Atlántico en un velero, una japonesa que está dando la vuelta al mundo en bicicleta… Todo un viaje sin prácticamente moverse de “casa”.
5. Mansiones de lujo por poco dinero
Cada vez más hay hostales que por unas razones u otras se convierten en pequeñas mansiones o paraísos con todo tipo de lujos. Algunos incluso los han bautizado con el pomposo apelativo “boutique”. Ya sea por localización paradisíaca, sus piscinas o su buffet que nada tiene que envidiar al de un hotel, uno puede llegar a sentirse como Paris Hilton en ellos.
6. Mascotas de los hostales
Rodolfo (propietario), Erick (voluntario) y Vagalume en Casa Do Professor Hostel, Barreirinhas, Brasil
Las hay de todo tipo. Desde perros, loros, gatos, y hasta tortugas. Guardianes de los albergues y fieles compañeros de sus dueños, les encanta (en la mayoría de los casos) confraternizar con los visitantes. Durante el tiempo en que nos quedamos en los albergues uno llega a encariñarse con ellos.
7. Anécdotas
Casa Do Professor, Barreirinhas, Brasil
Quedarse en un hostal es un foco de historias y anécdotas continuo. ¿Quién no ha tenido alguna? Simpáticas vivencias compartidas que son y forman parte del viaje y de las que pasado el tiempo todavía te acuerdas. Algunas, como los secretos, tienen grado de confidencialidad “Top Secret”. ¿Recuerdas alguna? No te cortes y cuéntanosla.
8. Los dueños y el staff
Los regentes de los hostales y el staff, son genio y figura y el alma de los albergues. Son a la postre viajeros como nosotros, que se mezclan con los huéspedes para compartir una buena charla y enseñarnos la cara oculta de las ciudades que visitamos. Pequeñas familias a las que uno se une nada más hacer el check-in y que siempre cuesta dejar cuando toca marcharse.
9. Gastronomía
Viajar para comerse el mundo. Cada lugar tiene una gastronomía única y particular pero en un hostal en muchas ocasiones las encuentras todas. Y es que cada viajero trae consigo sus artes culinarias para compartirlas con el resto. Degustar algunos de los platos más exquisitos del mundo sin gastarse el cubierto es otra de las muchas ventajas de quedarse en un hostal y que siempre echamos de menos. Si no que se lo digan a nuestro estómago.
10. Reglas de la casa
Waypoint Hostel, Medellín, Colombia
Cada albergue es un pequeño universo que cuenta con sus propias reglas. Todos las hemos vivido, sufrido y amado a partes iguales. Desde la de no utilizar el teléfono durante el desayuno para fomentar que la gente converse hasta desenchufar el wi-fi durante unas horas. Los hay que tienen hora de silencio marcial y otros en los que la fiesta no termina hasta el amanecer.
11. Huella de los artistas
Full Sail Hostel, Fortaleza, Brasil
Los albergues tienen personalidad propia. A veces decorados con objetos peculiares de sus dueños o con cosas que los huéspedes van dejando, son como verdaderos museos del viajero. En muchos casos algunas de las personas que se hospedan regalan su arte en ellos en forma de pintura o graffiti, dando colorido y dejando su huella allá por donde pasan.
¿Y tú? ¿Qué es lo que más extrañas cuando dejas un hostel? Cuéntanoslo en la sección de comentarios de abajo o en nuestra página de Facebook.
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