5 días en Praga República Checa
Praga parece una ciudad de cuento y, de hecho, es una de las ciudades más mágicas de Europa. Visitarla es como viajar al pasado. Fue una de las pocas capitales europeas que salió intacta de la II Guerra Mundial y actualmente la facilidad para moverse por la ciudad es otro de sus innumerables atractivos.
Día 1 – Puente de Carlos y el castillo
Lo mejor de Praga es que se puede acceder a pie a la mayoría de los puntos de interés. Sin embargo, si te sientes un poco vago, el sistema de transporte público resulta de lo más eficiente y fácil de usar.
Después de registrarte en tu hostel, tómate algo rápido en uno de los numerosos restaurantes que rodean el Vaclavske Nameste. Pero ten cuidado con las tortitas de la República Checa si sientes debilidad por ellas: son enormes y apenas se ven bajo la montaña de nata que las cubre. Te proporcionarán energía para descubrir la ciudad antigua, que será tu primera escala. Sin embargo, no debes entretenerte demasiado aquí, ya que volverás una y otra vez durante tu estancia.
De modo que, sal del casco antiguo y cruza el puente de Carlos, una de las atracciones más fotografiadas de la ciudad, y dirígete al castillo situado junto al río. Esta parte de la ciudad es realmente un mundo aparte y el lugar donde la sensación de que el tiempo se ha detenido es más intensa.
Se trata de un paseo de cuarenta minutos de subida hacia el castillo, que está formado por cuatro edificios: la famosa catedral de San Vito, la basílica de San Jorge, la Torre de la Pólvora y el Palacio Real. Como podrás imaginar, es un edificio bastante importante, así que resérvate unas tres horas para visitarlo por completo. ¡Merece la pena! También puedes aprovechar la visita organizada al castillo de Praga que sale a las 11.40 y termina sobre las 15.00.
Vuelve por la ciudad antigua a través de la plaza y de las pequeñas calles para abrir el apetito para la cena.
Comer fuera en la capital checa ha mejorado considerablemente en los últimos años. No solo es extremadamente barato si se compara con sus homólogas europeas, sino que las opciones disponibles son excelentes. Sin embargo, la comida es bastante consistente y las raciones son enormes, de modo que no es aconsejable cenar muy tarde, especialmente si luego vas a ir de copas.
Uno de los puntos más fascinantes de la vida social en Praga es que la mayoría de los clubs y bares son subterráneos. Otra ciudad entera yace bajo las calles de Praga debido a que se elevó un piso durante el siglo XII. De modo que, mientras bajas las escaleras con las sombras de los altos edificios rodeándote, prepárate para un noche inolvidable.
Día 2 – Karlovy Vary (Carlsbad)
A unas dos horas de Praga se encuentra Karlovy Vary, que es perfecta para un viaje de un día fuera de la ciudad. Fundada en 1358, es la ciudad balneario más antigua de la República Checa y ha sido un centro de reunión durante años gracias a los baños de la ciudad. Beethoven, Bismarck y Karl Marx son solo algunos de los famosos bañistas que han acudido a este balneario en el pasado.
En total hay 12 balnearios/manantiales de agua caliente alrededor de la ciudad. Dichos balnearios no sirven solo para tomar baños, sino que también tratan médicamente algunas enfermedades gracias a los elementos químicos presentes en el agua. Otros minerales presentes en el agua se depositan y forman piedras, que se venden como recuerdos.
Además de los manantiales de Karlovy Vary, la ciudad ofrece otras atracciones como el Teatro de la Ciudad, la Columnata del Molino y varias torres con espléndidas vistas.
Aunque la ciudad está a aproximadamente dos horas de Praga, existen viajes organizados que transportan a los visitantes a esta famosa ciudad y los llevan de vuelta a Praga al final del día. Si pasas allí el día entero, probablemente no tendrás mucha energía para hacer gran cosa por la noche.
Día 3 – Ciudad antigua de Praga
Empieza el tercer día de vuelta en la ciudad antigua. Las estrechas calles están atiborradas con todos los tipos de tiendas de recuerdos imaginables y es difícil no dejarse llevar. Los artículos de artesanía que se ofrecen son insuperables y gran parte de ellos son títeres o marionetas, que son una característica popular de la ciudad desde el sigo XVI. Pueden ser bastante caras, de modo que compara precios antes de comprar.
Pasa la tarde visitando el conocido barrio judío, que alberga un famoso y caótico cementerio, varias sinagogas y el Museo Judío. Por cierto, los tesoros de este museo fueron reunidos ni más ni menos que por Adolph Hitler, quien pretendía hacer una exposición de una raza extinta.
Para mejorar un poco el ánimo después de esto, visita el antiguo ayuntamiento con su conocida torre del reloj. El reloj presenta una exhibición cada hora, en la que se pueden ver apóstoles mecanizados. Asimismo, te recomendamos subir a la torre, ya que podrás disfrutar de unas vistas incomparables de toda la ciudad.
En algún momento del primer día, intenta hacerte con entradas para alguno de los conciertos de música clásica. Tienen lugar en varios edificios de toda la ciudad a diario, incluida la basílica de San Jorge del castillo y las escaleras del Museo Nacional, y son una parte vital de cualquier visita a Praga. Normalmente empiezan a las 17.00 al son de los violines de Vivaldi, Mozart, etc. en los edificios centenarios. Es una experiencia inolvidable.
Es bastante difícil adaptarse a la ajetreada vida nocturna tras dos horas tan relajantes, pero estamos seguros de que te las apañarás.
Día 4 – Puente tras puente tras puente
Dar un paseo en ferry por el río Moldova que atraviesa la ciudad de Praga es una cosa, pero disfrutar del almuerzo durante ese paseo es otra muy distinta. Podrás acompañar una deliciosa comida con unas deliciosas vistas.
Para el cuarto día de estancia, ya habrás visitado los monumentos más conocidos y comprobarás que verlos mientras escuchas música relajante, disfrutas de la brisa y no tienes que esquivar a otros turistas es una experiencia aún más sobrecogedora. Algunos de los monumentos que podrás ver desde el río son el puente de Carlos, el castillo de Praga y el Teatro Nacional. Un paseo en barco es la mejor manera de ver todos los puentes del río.
Normalmente recogen a los turistas en el albergue y les dejan en el International Hotel, junto a la plaza de la ciudad antigua.
Si quieres disfrutar de unas magníficas vistas de Moldova, cruza el puente Cechuv para llegar al parque Letenske Sady. Es uno de los numerosos parques de la ciudad y es perfecto para pasar una tarde perezosa bajo el sol (si sale, por supuesto).
Al igual que ocurre con los pubs y las tabernas de Praga, la mayoría de los clubs de la República Checa se encuentran en locales oscuros y subterráneos. A lo largo de la río hay una buena selección de clubs nocturnos y bares, como el Klub Lavka, que se encuentra en el margen este del río junto al puente de Carlos. Otro de los clubs más populares de la ciudad es Roxy. En él pinchan DJ locales junto con los mejores de Europa. Si preguntas a cualquier ciudadano de Praga, seguro que te lo recomienda.
Día 5 – ¡Oh, la tortura!
Aunque es posible que no sea para todo el mundo, una de las atracciones que merece una visita es el Museo de Tortura Medieval. Situado cerca del puente de Carlos, el museo posee más de 60 instrumentos de tortura diferentes procedentes de toda Europa. Es un poco desagradable, aunque fascinante, y te permite hacerte una idea de lo loca que estaba la gente por aquel entonces.
Pasa algo de tiempo de tu último día en la parte más nueva de la ciudad, en la que se encuentra la famosa plaza de Wenceslao. Aunque se conoce como la ciudad nueva, no esperes edificios ultramodernos porque te llevarás una decepción. Una de las cosas más impresionantes sobre Praga es la forma en la que la parte nueva y la parte antigua se complementan a la perfección. La ciudad nueva, sin embargo, es el lugar para idóneo para las compras, de modo que, si te apetece despilfarrar un poco, estás en el sitio indicado.
Si el clima lo permite, no hay un modo mejor de terminar tu viaje a Praga que regalándote una cerveza Budvar bien fría en las terrazas de la plaza de la ciudad antigua. En cualquier caso, si es pleno invierno, también sienta estupendamente dentro de un bar. Sin embargo, en verano, es un lugar excelente para que la gente se siente a observar y siempre hay algún tipo de entretenimiento para mantenerse distraído. También hay bastantes actuaciones en directo en los pubs que la rodean, así que puedes visitarlos cuando ya te hayas relajado lo suficiente.
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