Salir a explorar una ciudad nueva sin tu smartphone, ¿te atreves?
Ahora nos parece muy difícil pensarlo, pero los smartphones llevan muy poco tiempo en nuestras vidas. El iPhone se lanzó hace menos de 12 años y la penetración de los teléfonos inteligentes, especialmente rápida en España, no fue inmediata. En 2011, hace ocho años, solo el 39% de los españoles tenía uno.
Esto suponía una forma muy distinta de vivir y, por supuesto, de viajar. La conexión permanente que es la situación normal ahora no existía y en cuanto salías del hostel la única forma de contactar contigo era llamarte por teléfono (si tenías móvil, claro) o enviarte un SMS. Nuestra forma de relacionarnos con el destino en el que estábamos era también distinta: sin Google Maps, sin TripAdvisor, sin Instagram, sin Whatsapp, sin Wikipedia.
El smartphone es una herramienta muy útil en los viajes, pero todos conocemos también sus inconvenientes: vemos el mundo a través de su pantalla, es a quien le pedimos recomendaciones o instrucciones para llegar a un lugar, donde vemos las fotos que haremos, donde compartimos de forma instantánea lo que estamos haciendo o nos está pasando.
Las implicaciones de esto son viajes en los que perdemos el contacto directo con el lugar y sus gentes, en los que estamos menos pendientes de nuestro entorno y por lo tanto perdemos oportunidades de sorprendernos. Y no abandonamos nunca esa zona de confort que decíamos que íbamos a dejar atrás.
Te proponemos un reto: uno de los días de tu viaje, deja el smartphone en el albergue. Si ya te entra ansiedad con solo leerlo, posiblemente sea porque lo necesitas. Avisa a tus contactos de que vas a estar offline (si te preocupa que se preocupen porque no contestas de forma inmediata) y sigue estos consejos.
Hazte con un mapa
El primer sentimiento de inseguridad que tendrás nada más poner un pie fuera del hostel será el del miedo a perderte. Estamos tan acostumbrados a saber que Google Maps está en nuestro bolsillo, a poder en cualquier instante saber el lugar exacto en el que estamos, que ya no recordamos lo que es movernos un poco por orientación y un poco por instinto. Pero no tienes que salir a perderte sin más (aunque es interesante probarlo un día), ¡para eso están los mapas de toda la vida!
Es muy probable que en el hostel tengan mapas gratuitos; si no, siempre puedes conseguir uno en la oficina de turismo. (Y ¿cómo llego hasta ella?, te preguntas. Puedes prepararlo todo el día anterior o, más divertido, mirar en el hostel dónde está, dibujarte un mapita de cómo llegar y empezar así tu día sin móvil).
Enseguida te darás cuenta de una de las cosas que ya no hacías con el GPS: decidir tú cuál es el mejor camino para llegar de un punto a otro, además de fijarte mucho más en los nombres de las calles y, por supuesto, levantar la vista hacia donde estás. ¿Que te has perdido y no te encuentras en el mapa? Haz lo que se ha hecho siempre: pregunta.
Lleva una cámara de fotos
¿Se supone que debes quedarte sin imágenes de ese día de desconexión? Aunque no sería el drama que presagias, no te proponemos algo tan drástico. Tienes varias opciones para que tu viaje quede registrado en fotos.
Una es llevar el smartphone, pero usarlo solo como cámara. Y no vale con poner el modo avión: deja la tarjeta SIM en el hostel, que la tentación de conectarte será si no muy fuerte.
Pero es mucho mejor llevar una cámara: si sueles viajar con una, genial. Si tienes, pero nunca la llevas contigo, métela en la mochila. Y, si ya directamente no tienes, existe otra opción: compra una desechable. Aunque son algo muy del pasado, todavía es fácil encontrarlas en tiendas de foto o turísticas y harán que tus fotos de ese día sean si cabe más especiales: no las podrás ver hasta que las reveles y no necesitarán filtro retro. ¡Viene de serie!
Guía de viaje, folletos, visitas guiadas o dejarse llevar
Lo mejor, sin embargo, es optar por que alguien te cuente dónde estás y conteste a todas tus dudas y preguntas. Es decir, ¡una visita guiada! Desde los free walking tours generales hasta los específicos y temáticos, pasando por las visitas guiadas a monumentos y museos, no tienes más que hacer una pequeña investigación previa y estar en el lugar adecuado a la hora adecuada. Notarás también que, sin el móvil latiendo en la mochila, estarás más atento y aprenderás mucho más.
Por último, puedes también pasear sin más, observar y disfrutar sin estar todo el rato necesitando saber si estás viendo algo importante o no. Descubrirás que el mundo está lleno de letreros informativos.
Libreta y boli
No tiene por qué ser un cuaderno grande y pesado: puede ser una libretita pequeña, que ni ocupe ni pese mucho. Pero es, en mi opinión, imprescindible por dos razones. Una, para llevar apuntada información que vayas a necesitar como direcciones, instrucciones de transporte público, e incluso para dibujar mapitas de algún recorrido que vayas a tener que hacer.
La segunda razón es tener un lugar en el que apuntar cualquier cosa que surja en el viaje y que vayas a necesitar (o simplemente quieras) recordar: un restaurante recomendado por la persona que te atendió en la oficina de turismo, información curiosa que descubres en un museo, reflexiones inspiradas por un momento de descanso en una plaza mientras ver a la gente pasar… ¡lo que sea! Quizá vuelvas al hostel sin haber apuntado nada, pero es mucho mejor eso que querer anotar algo y no tener donde.
Habla con la gente
Lo mejor de no tener en el bolsillo un dispositivo que vaya a darte respuesta a todas tus dudas es que te «obligará» a recuperar una de las mejores cosas de viajar: hablar con la gente local del lugar en el que estás. Ya sea para esos momentos en los que estás un poco perdido, para pedir una recomendación o averiguar cómo es la vida en ese lugar del mundo, las conversaciones con locales son muchas veces lo mejor de un viaje. Que no te dé vergüenza: si eres respetuoso y muestras interés, muchas personas estará dispuestas a ayudarte o simplemente charlar contigo un rato. ¡Quizá hasta hagas amigos!
Mira a tu alrededor y disfruta
📚 Sobre la autora 📚
Ana Bulnes
Periodista freelance. Escribo sobre cultura, lengua, tecnología y viajes. Mis cosas preferidas son ir a conciertos, leer y despertarme en un país extranjero. Me puedes encontrar en mi blog, en Instagram, en Facebook y en Twitter.
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